El secretario de comercio interior Guillermo Moreno, cuya esposa se encuentra ahora vinculada a las transferencias de bienes realizadas en favor de Schoklender, no deja de dirigir sus arrebatos autoritarios contra los productores, que han padecido durante ocho años las funestas medidas de su área. Si no han sucumbido sectores como el ganadero, el agrícola y el lechero fué porque la vertiginosa recuperación de precios de los comodities en el mercado internacional compensó las disparatadas intervenciones del bien apodado "Patota", responsable también de la destrucción del Indec y, conello, de la credibilidad pública.
Aún acostumbrados a la persecución que se realiza al sector productivo, cuesta mucho entender la razón por la que se impide la exportación de trigo a mercados que lo requieren ávidamente, cuando ya se está sembrando en el país para la próxima campaña y mas de la mitad del cereal se encuentra en manos de los productores por imposibilidad de colocarlo, con el consiguiente desfinanciamiento de su actividad. Encontrándose absolutamente garantizado el trigo necesario para el consumo interno, que no excede de la cuarta parte del que se produce en nuestro territorio, prohibir su exportación, con la consiguiente pérdida de mercados fieles como el brasilero, es imperdonable e innecesariamente dañino para los productores, mientras que los consumidores, supuestos beneficiarios de tan absurda política, ven encarecer de todas maneras el pan, que ya se vende en los $10 el kg, por influencia de la severa y ya inocultable inflación que padecemos.
Tener trigo en stock, que históricamente fué una reserva financiera para los productores, se ha transformado en un verdadero castigo para los mismos, mientras vemos como a la par fracasa también la política de seguridad, con la final paradoja de que mientras el trigo se pudre en los silos, el paco y la cocaína se venden "como pan caliente".-
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